Mantener el pH, la alcalinidad, y la dureza cálcica a niveles adecuados a lo largo de toda la temporada te evitará problemas como agua turbia, o agua verde, lo cual te costará disgustos y mucho dinero solucionarlo. Compra un analizador económico, y comprueba el estado del agua de tu piscina al menos 2 veces por semana. Con esto, y una pequeña reserva de productos químicos en casa podrás hacer los ajustes necesarios ante cualquier parametro erroneo.
Preserva también el agua libre de suciedad, hojas, arena… Si es posible limpiala diariamente. ¡Es como lavarse los dientes! Hazlo a diario y la piscina lucirá perfecta en todo momento.